El autor de Dar (se) cuenta, Manuel Cruz, analiza en una entrevista para Economía Digital la dicotomía entre la nueva y la vieja izquierda
El año pasado fue un año clave para la izquierda internacional: se cumplían 50 años de las protestas de mayo del 68 y 150 años del nacimiento de Karl Marx.
En ese contexto, el diputado del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Manuel Cruz, analiza para el sello editorial de Economía Digital, ED Libros, las viejas demandas de la izquierda y cómo se ha adaptado a los nuevos tiempos en Dar (se) cuenta. De qué pasado venimos… y a qué presente hemos ido a parar.
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“Los políticos de izquierdas actuales critican a los líderes de las protestas de mayo del 68 por no haber consolidado las demandas y no tiene sentido: hay que diferenciar entre los que luchan o han luchado por las libertades y aquellos que tratan o han tratado de abolirlas”, define Cruz.
Al fin y al cabo, el autor señala que se trata de una lucha contra lo viejo: “Los 50 años son un aniversario basado en el reproche. Para ellos, mayo del 68 se ha confirmado como el mejor ejemplo de la adaptación del capitalismo”. Para el autor, sólo cabe analizar los cambios que ha sufrido los tres grandes ejes sobre el que se construía la sociedad hace medio siglo: escuela, fábrica y familia.
La falsedad de la nueva política
La nueva política nace a partir de la entrada de la inmediatez – redes sociales – y de una sociedad que observa que no ha habido ni progreso social ni económico en el país: “Como sociedad nos cuesta aceptar que de la experiencia de nuestros predecesores se pueden sacar lecciones”.
Además, Cruz recalca, en el libro, uno de los grandes problemas que ha sufrido todo el espectro político, de izquierda a derecha en los últimos años: “La política está imitando la lógica del espectáculo y eso significa que los políticos se pueden quemar – ante los ojos del público- con la misma facilidad que un actor”.
De hecho, el diputado socialista señala la paradoja del exportavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech: “Dos años después de asumir la portavocía, se marchó del cargo ante la falta de ideas frescas. ¿Se calientan las ideas?”.
La nueva política es, según Cruz, más un eslogan que una nueva forma de hacer política. ¿Por qué?: “Debemos asumir que todo lo nuevo no es bueno y, sobre todo, que siempre hay algo que aprender de nuestros antecesores”.
Manuel Cruz concluye con la paradoja filosófica de la tabula rasa: “Cada generación pide hacer limpieza de todo lo anterior, pero es algo que ya se ha pedido con anterioridad. La filosofía nos enseña que siempre habrá alguien que pide las mismas medidas que propones tú. Lo mismo sucede en el dilema entre mayo del 68 y la izquierda actual”.
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