Gran Teatre del Liceu

Josep María Martí Font analiza para ED Libros la rivalidad entre las dos grandes metrópolis españolas en ‘Barcelona – Madrid. Decadencia y Auge’

Barcelona siempre se ha debatido entre su proyecto como capital industrial de un país de cincuenta millones de personas y el papel que le ha querido dar el nacionalismo: “la punta de lanza de un ‘hinterland’ llamado Cataluña”.

En ese contexto, Martí Font publica para el sello editorial de Economía Digital, ED Libros, el libro Barcelona – Madrid. Decadencia y Auge, en el que el autor analiza la rivalidad entre las dos grandes metrópolis españolas.

El periodista detalla en el libro la caída de Barcelona en base a las luchas internas que ha sufrido la Ciudad Condal: “el nacionalismo catalán nunca entendió que Barcelona debía ser la capital industrial española y no la capital política de un país de siete millones”.

Barcelona desaprovechó la oportunidad de ser una de las capitales de la música de Europa

Así, Barcelona ha vivido desde la transición entre los gobiernos de izquierdas en el consistorio y el poder del nacionalismo conservador en la Generalitat de Catalunya, a manos de Jordi Pujol: “Sin ir más lejos, durante las Olimpiadas de Barcelona, dio la sensación de que la Generalitat no ponía entusiasmo”.

De hecho, ante las inminentes elecciones para la alcaldía de Barcelona, Martí Font se muestra inquieto: “Si el independentismo logra el poder en Barcelona será un desastre para la ciudad. ¿El motivo? La quieren solo como un trofeo”.

El caso del Liceu

En el libro, Martí Font describe cómo Barcelona pudo haber sido una de las grandes capitales culturales de Europa y cómo se desaprovechó la oportunidad desde el gobierno de la Generalitat.

“En 1986, el por entonces ministro de Cultura, Javier Solana, le propuso a Jordi Pujol convertir el Gran Teatre del Liceu en un templo de la ópera, a la altura del Teatro alla Scala de Milán”, apunta el autor.

¿Por qué renunció Pujol? “Renunció porque entonces perdería su catalanidad y pasaría a ser de dominio español. ¿Las consecuencias? El Teatro Real de Madrid ha pasado de ser un sitio cerrado a ser hoy en día una referencia en el sur de Europa”.

El ‘procés’ provoca el caos

Si bien desde la transición el nacionalismo no entendió el papel de Barcelona, la llegada del ‘procés’ a la política española ha dado al traste con todos los proyectos culturales que tenía Barcelona.

La ‘gran máquina de aniquilar’, como describe el autor al ‘procés’, ha paralizado presupuestos y ha impedido que se aprueben reformas necesarias en instituciones clave para Barcelona.

Sin ir más lejos, aquellas entidades donde el poder está repartido a tercios – 1/3 el Gobierno español, 1/3 la Generalitat y 1/3 la alcaldía -, como son el caso de la Casa Asia de Barcelona o el Institut Europeu per la Mediterrania (IEMED), están actualmente paradas o acometen sólo una ínfima parte de los proyectos que tenían en mente hace algo menos de una década.

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