Los migrantes aportan casi el 10% del PIB Mundial

Según un estudio de McKensey Global Institute, los migrantes transfronterizos aportan 6,7 billones de dólares al PIB Mundial


En épocas de crisis, el discurso del odio se expande. Los migrantes transfronterizos, que en su 90% son refugiados económicos, sufren episodios de xenofobia de los nativos, que les culpan de ser un freno al desarrollo del pleno empleo local.

Muy al contrario de ser un impedimento para el desarrollo de la economía, las estadísticas demuestran que la inmigración representa una gran oportunidad para los países de destino y, por ende, para sus nativos.

Los migrantes transfronterizos aportan un 10% del PIB Mundial siendo un 3,4% de la población

De hecho, según el informe ‘Perspectivas Económicas Globales’ del Fondo Monetario Internacional (FMI), la recepción e integración de los migrantes supondrá un alivio para la carga fiscal de los países de destino, así como un crecimiento para sus economías. Ambos factores están hoy en día en riesgo por el envejecimiento de la población.

Según cálculos de McKensey Global Institute (MGI), un think tank estadounidense dedicado a analizar la evolución de la economía, los migrantes transfronterizos contribuyen en 6,7 billones de dólares al PIB Mundial (casi un 10% del PIB) cuando sólo representan el 3,4% de la población.

Manuel Blanco Desar apuesta por la integración de los inmigrantes como una de las soluciones para paliar el drama demográfico

Manuel Blanco Desar, economista, politólogo y autor del libro ‘Sociedad sin hijos’, en el que se analiza el drama demográfico europeo, también destaca los beneficios de la inmigración a la sociedad de destino: “el problema no es la inmigración, es la desproporción. Luchar contra la inmigración es como luchar contra la ley de la gravedad”.

Asimismo, Blanco Desar desgrana que el factor clave es la integración: “debemos ir hacia una sociedad mestiza y compatible con los valores ilustrados. Sin lugar a dudas, que la integración sea segura y total es beneficioso para todos”.

En esas mismas directrices apunta el estudio de McKensey Global Institute. Actualmente un migrante cobra entre un 20% y un 30% menos que un local por el mismo trabajo, lo que supone enfrentamientos entre nativos y migrantes.

Si redujéramos la diferencia de sueldos entre migrantes y nativos aumentaríamos el PIB en más de 800 millones de dólares

¿Cómo se soluciona eso? El objetivo de los países debe ser reducir esa brecha hasta el 5% y el 10% mediante políticas de integración: valores educativos, sanidad universal, acceso a otros servicios, etc.

El catedrático de MGI, Jonatan Woetzel, asegura que esa reducción optimizaría la economía de los países de destino: “si consiguiéramos integrar a los migrantes fronterizos dentro de nuestra sociedad aumentaríamos la competitividad de nuestro conjunto de trabajadores”. En cálculos del estudio de MGI aumentaríamos el PIB Mundial entre 800 millones y un billón de dólares.

De hecho, el economista belga Fredéric Docquier analiza en su libro ‘Globalizing labor and the world economy’ la relación entre la apertura de fronteras y el crecimiento del bienestar social: “Si actualmente abriéramos las fronteras a los migrantes económicos, el sueldo por trabajador subiría un 12% a corto plazo y un 52% a largo plazo”.

Los migrantes entre las familias españolas

Según la reciente encuesta publicada por El Español, más del 41% de españoles cree que actualmente hay demasiados inmigrantes en nuestro país, mientras que más de un 54% piensa que la política de acoger inmigrantes produce un ‘efecto llamada’.

Por el contrario, Blanco Desar apunta en su libro ‘Sociedad sin hijos’ que la inmigración es clave para mantener nuestro sistema de bienestar: “el hecho que cada vez haya menos trabajadores en activo y más pensionistas, debido al envejecimiento de la población, provoca que nuestro sistema de bienestar tambalee”.

Según datos del autor, España será en una generación el tercer país más senil del mundo: “incentivar la integración de jóvenes inmigrantes es el uno de los remedios para evitar el suicidio nacional que sufrirá España a causa de la transición demográfica que vive”.

El autor señala en su libro que la estrategia asumida por Europa es un sinsentido: “la estrategia de sellado de fronteras no sólo no es efectiva, sino que es contraproducente. Muchos de los jóvenes del planeta deben venir a España para evitar el colapso sociodemográfico que se nos viene encima”.

Los datos son crudos: Blanco Desar apunta que, debido al envejecimiento de la población y al crecimiento de la economía, España necesitará en 2025 más de 5.000.000 de inmigrantes para paliar su demanda laboral.

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