Descripción
El Estado frente a la sociedad urbana
El Estado necesita de las ciudades, porque es donde se genera la riqueza, donde se construyen los imaginarios del poder y se fabrican los hilos que tejen el pensamiento y la cultura.
También el lugar donde habitan sus élites, incluida la burocracia, los altos funcionarios y los actores económicos y financieros.
Pero a su vez, las niega como realidades políticas porque quiere conservar el control.
Las ciudades, sin embargo, empiezan a pensar que no necesitan al Estado, que en un mundo donde el concepto de soberanía se ejerce por encima de ese Estado, el intermediario sobra.
El periodista Josep Maria Martí Font relata con detalle las características de las ciudades globales, sobre sus retos en un mundo que sigue dominado por instancias de gobierno intermedias o por los gobiernos centrales o federales.
La crítica sobre ‘La España de las ciudades’, de J.M. Martí Font
En una entrevista en La Vanguardia, definió el objetivo de La España de las ciudades, con la idea de que se está produciendo una enorme presión sobre los vecinos que se resisten a dejar sus viviendas en los centros urbanos.
Su consejo es que, al margen de todos esos problemas, generados por una economía centrada en el sector servicios, como el turismo, la gestión de las ciudades modernas “no debe ser ideológica, sino quirúrgica”, viendo en cada momento qué se puede hacer, a partir de los presupuestos que se tengan.
Martí considera que, pese a la descentralización que destaca siempre el gobierno español, el Estado “sigue siendo centralista y radial”. En una entrevista en Infolibre, consideró que las grandes urbes han logrado coaliciones de izquierda, y que eso no se ha trasladado en la política nacional.
Analiza el papel de ciudades como Madrid, Barcelona, Vigo, Zaragoza, Valencia y Málaga-Costa del Sol, con la idea de que sus necesidades van más allá de las reglas que les permiten las comunidades autónomas o el gobierno central.
El autor de La España de las ciudades aseguró, además, en otra entrevista en El Mundo que los alcaldes han logrado un poder mayor que los presidentes de los países.
Han conseguido ser elegidos, al margen de la formación política a la que pertenecen. Los vecinos han votado a Ada Colau en Barcelona, o a Manuela Carmena en Madrid, pero que no vota a Podemos.
Según Font eso mismo ocurre con alcaldes como Sadiq Khan en Londres, o Anne Hidalgo en París.